El robo que no fue
Hoy era un día diferente, me levanté después de haber tenido el sueño más raro de mi vida, iba en el autobús camino a la oficina, de repente giro la cabeza y veo una ballena conduciendo un coche deportivo, me saludó, aceleró y se perdió en el horizonte, no daba crédito a tan surrealista sueño, ¿sería que tantos días sin un caso nuevo me estaba afectando?, me terminé de despejar, me lavé la cara, desayuné unas tostadas con café con leche, cogí mi maletín y me fui a trabajar, no pasó nada destacable en el camino al trabajo, ni ballenas en coches ni ninguna cosa rara, al cabo de media hora llegaba a la oficina, saludé a mi secretaria y le pregunté si había llamado alguien, su respuesta fue negativa, abrí la puerta y me dirigí hacia mi mesa, me senté, saqué una libreta y un lápiz, me disponía a escribir cuando sonó el teléfono, al otro lado se escuchó una vez grave que preguntó, ¿hablo con el detective Martins? Efectivamente, soy yo, ¿en qué puedo ayudarle? Querría contratarle para resolver un robo ocurrido en mi mansión. Obviamente, acepté enseguida, le dije que iría a su casa inmediatamente, colgué el teléfono, me despedí de mi secretaria y fui a la mansión. Una vez allí me enseñó el impresionante salón donde debía haber un cuadro justo encima de la chimenea que había sido robado, examiné la escena, mientras la examinaba la escena me llamó la atención que la chimenea tenía una forma rara en la forma en que estaban colocados los ladrillos de la pared interior, después interrogue al personal de servicio y cuando terminé le dije, señor Maxton, ya sé quién robó el cuadro y donde lo escondió, él me miró extrañado y me dijo, si es así demuéstramelo
Empezaré diciéndole que a veces tenemos las cosas tan cerca y tan a la vista que nos pasan desapercibidas. El cuadro no ha salido de esta casa; vayamos de nuevo al salón y se lo mostraré. Una vez allí me dirigí a la chimenea y le dije, es evidente que como se puede observar hay un pequeño ladrillo en la parte interior de la misma que no está como los demás, lo movemos un poco y sale y así van saliendo unos pocos más, ¿y qué descubrimos?, bien cubierto para que no sufra daños, el cuadro robado. Increíble, señor Martins, ¿y quién fue el ladrón?
Una vez más, está más cerca de lo que cree, dese la vuelta y verá quién es el ladrón. ¿Qué broma es esta Martins?, soy yo reflejándome en el espejo. Efectivamente, usted quería que pensáramos que había sido robado y así la compañía de seguros le pagaría, sus empleados me hablaron de sus problemas de liquidez y que hace meses que no cobran y si no encontraba la forma de conseguir dinero perdería la mansión, pensó con el corazón y no con la cabeza, además no se dio cuenta de que su zapato no lo limpió bien y quedaron restos de hollín en él, y aquí se termina mi trabajo, no sin antes decirle que llame al inspector Jones que tiene unas preguntitas que hacerle, adiós señor Maxton. Buenos días
Eduardo J Carter
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