Claridad entre las sombras

Nuestra historia comienza en un pequeño pueblo donde vivía Dulce, nuestra protagonista, que como su nombre indica era la persona más dulce amable y considerada que hayas podido conocer, nunca un nombre estuvo tan bien puesto.
Desde siempre fue una persona muy alegre. Siempre con una sonrisa en los labios que era capaz de derretir el corazón más helado, alegrando los días a todo aquel que la conocía y dibujando una sonrisa en todas las personas con las que se cruzaba. 
Un día conoció a un chico que parecía encantador, se enamoraron y se embarcaron en una relación, y al cabo de un año se casaron, todo parecía que iba bien y que todo era perfecto, pero como reza el dicho: No es oro todo lo que reluce, pasaron los meses y el empezó a cambiar, ya no era ese chico atento y cariñoso que la enamoró, poco a poco se fue convirtiendo en una persona posesiva, fue poco a poco no dejándola salir con nadie, apartándola de sus amistades, ya fueran hombres o mujeres, él no quería que saliera con nadie, la quería sola para él, no la dejaba salir sola a ningún sitio si no iba acompañada de él.
Luego siguieron unos meses muy duros en los que el maltrato a nivel psicológico iba en aumento, ella no sabía qué hacer y tampoco sabía por qué había cambiado tanto, cuando de novios él nunca se comportó así. Los días iban pasando y ella cada vez estaba más triste, más apagada y más frágil, se sentía poca cosa que ya no valía nada ni para nada, sus pensamientos cada vez eran más negativos dejando paso a que una depresión o algo peor la envolviera, ella que siempre había sido muy positiva y alegre, ahora solo había tristeza, pesimismo y oscuridad, nada la animaba y la depresión llamaba insistentemente a su puerta, aunque ella se resistía a dejarla entrar sabía que algún día podría entrar al igual que estaba pasando con sus inseguridades y sus miedos que cada vez aumentaban más. 
Pasaban los días uno tras otro cada día más triste que el anterior, pero un día recibió una llamada que cambiaría su vida, su móvil no dejaba de sonar, cuando cogió el móvil y vio quien era, se le iluminó la cara, era su amiga Clara que hace muchos años se fue a vivir al pueblo de al lado. 
Ella le proponía junto con un amigo en común una salida los tres para recordar viejos tiempos, Dulce en un principio dudó, pensó en decirle que no, pero por un momento volvió esa Dulce que hace tiempo se apagó y pensó que sería una buena oportunidad, le dijo que de acuerdo, que se verían cualquier día a mediodía y en eso quedaron. 
Dos semanas después quedaron, fue una reunión de buenos amigos en la que se pusieron al día de todo y donde ella se sinceró con ellos y les contó su situación y lo que estaba pasando, fue como una bocanada de aire fresco la apoyaron como nunca y le ofrecieron su ayuda para que pudiera salir de esa situación, eran los únicos amigos que no la habían abandonado, pese a vivir lejos en otro pueblo y no se veían ni hablaban a menudo, siempre estaban ahí y cuando se veían eran los mejores momentos, y en esta ocasión fue como una bocanada de aire fresco, y que le dio muchas fuerzas para querer cambiar las cosas.
En ese mismo momento tomó una decisión , estaba decidida a acabar con ese matrimonio que tantas tristezas le había dado. Lo tenía claro, quería ser libre, sabía que no iba a ser fácil, pero lucharía por serlo y volver a ser la que un día fue. Recogieron toda su ropa y efectos personales y los guardaron en los coches de Clara y Fran y esperaron a que el marido de Dulce regresara. 
Al cabo de unas horas el marido regresó, dejaron que Dulce hablara y le dijera todo lo que quería decirle, él la miraba desafiante pero con cierto aire de sorpresa, ella le miraba pensando, no me das miedo, ya no, he tomado una decisión y no pararé hasta conseguirlo , una vez que hubo dicho todo, acabó con: Me voy y no quiero volver a saber nada más de ti. Adiós. 
Él la seguía mirando con esa mirada penetrante y dijo, y a dónde vas a ir, sin mí no eres nada, pero bueno, tú misma, está bien, vete, ya volverás arrastrándote. Dulce le contestó, espera sentado, eso no pasará nunca. Él visiblemente molesto dijo: Me da igual, no vuelvas si no quieres, que te crees que eres la única. Ella pensó que su única intención era hacerle daño con esas palabras, pero ya le daba igual si era verdad o no, tenía claro que no permitiría que nada de lo que le dijera le hiciera daño, les hizo un gesto a Clara y Fran y se fueron a sus respectivos coches, Dulce se fue con Clara arrancaron y fueron perdiéndose lentamente en el horizonte. 
Amanecía un nuevo día en la vida de Dulce, un nuevo pueblo, una nueva casa, un nuevo comienzo, pasaban los días y poco a poco Dulce fue volviendo a ser aquella persona que siempre fue y haciendo de nuevo honor a su nombre, le costó mucho tiempo, pero al final lo consiguió, superó aquella relación que tanto la había hundido y poco a poco volvió a ser ella, todo volvía a ser como antes y les estaría eternamente agradecidos a sus dos grandes amigos Clara y Fran que fueron aquella estrella que la iluminó y le indicó el camino a seguir hacia su nueva vida llena de felicidad. 
La vida le volvía a sonreír y no permitiría que nadie más volviera hacerle nada parecido, las horas del día fueron pasando hasta que llegó la noche, ella se fue a dormir y descansar pensando en todo lo bueno que vendría a partir de ahora. 

 Eduardo J Carter.

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